CADENA
SER
Contigo
dentro.
Celia Blanco
Madrugada del domingo al lunes de 01:30 a 02:30
Ama
Monika: "Se establece una palabra clave, si me sobrepaso, la
dicen y yo paro inmediatamente"
Conocemos de primera mano cómo es una ceremonia sadomasoquista con Ama Monika.
Presenciar un show en vivo de Ama Monika no es apto para todos los públicos. Sobre el escenario, un hombre envuelto en film transparente al que ella coloca un respirador para evitar que se asfixie. Más allá de la angustia que provoca esta imagen, es lo menos agresivo que vamos a ver.
Con
absoluta serenidad Ama Monika comienza el ritual con su sumiso, un
hombre con el que previamente ha establecido los límites de hasta
dónde puede llegar. Los desconocemos. Sin embargo, dentro de lo
permitido está lo que ella denomina el
castigo
genital, que incluye pinzas en los testículos, cera caliente y
pequeños latigazos.
Todo ellos sobre su miembro erecto. Lo dicho: no todo el mundo es
capaz de seguir mirando.
Sin
embargo los protagonistas de esta escena que provoca dolor sólo con
mirarla, lo viven de otra forma. "No
me gusta el dolor y yo no practico dolor, para el que le gusta no lo
es".
Ama Monika asegura que es ella la que muchas veces tiene que parar
sus sesiones para evitar que ellos lleguen a lo que define como "el
límite del dolor", y advierte que la última palabra siempre la
tienen sus sumisos: "se establece una palabra clave, si me
sobrepaso, la dicen y yo paro inmediatamente".
Muchos
se preguntarán qué es lo que excita a esta mujer y sobre todo,
dónde está el placer para los que se someten a sus castigos. Ella
lo explica de forma clara: le gusta dominar. "El
sadomasoquismo es una forma de excitar la mente, he tenido grandes
orgasmos sin tocarme".
Ellos por su lado, disfrutan obedeciendo y complaciendo a la que es
su ama durante esa sesión. Nos aclara que nunca la tocan ni ven su
cuerpo desnudo, bajo ningún concepto. Ama Monika asegura que para
ellos es "una diosa" y que han de desearla en todo momento
como algo inalcanzable.
Sus
rituales implican riesgos, ella es consciente, por eso asegura que
tiene "el mayor cuidado, pero siempre tengo a mano el teléfono
de la ambulancia". No siempre puede complacerles, un sumiso
llegó a pedirle que le castrara, pero ella tiene claro que ante todo
"no
puedo jugar con la vida de la gente".
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